Barthes decía que "quien habla en el relato no es quien escribe
en la vida..."
Las percepciones del autor son transformadas por las
de sus agentes cuando el lector las descifra en el relato. La idea de "autor" o escritor no es
más ni menos que el sujeto de una práctica, de una escritura. Es, si se quiere, el "escribiente",
el que participa en el presente de una
escritura. Sin embargo, no es quien
cuenta la historia porque cada autor tiene múltiples agentes (narradores) que
tienen como cometido la función de narrar.
El narrador es entonces
una figura imaginaria creada por el autor, no es el autor sino un componente
del discurso narrativo. Pero para poder contar debe saber y para hacerlo debe
adoptar una perspectiva, es decir, focalizar cada episodio desde un ángulo
visual determinado.
Hay tres perspectivas básicas que el focalizador
puede adoptar:
Omnisciente: Es el
narrador que focaliza todo. Su visión es
total porque sabe lo que hacen, sienten y piensan los personajes.
Protagonista: Narrador que
focaliza lo que hace y piensa él
mismo. Su visión es limitada.
Testigo: Narrador que
focaliza sólo lo que hacen o dicen en su presencia. Su visión es limitada.
Estas diferentes posiciones determinarán la persona
gramatical que se empleará; El protagonista
puede contar solo en primera persona; el testigo puede usar la primera
o la tercera persona; y el onmisciente sólo la tercera.
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